lunes, 31 de octubre de 2011

De Petro y los procesos de paz.


La elección de Gustavo Petro como alcalde de Bogotá ha generado todo tipo de comentarios y reacciones en la sociedad colombiana, en la cual la doble moral es una característica común. Yo no estuve ni estoy de acuerdo con esa elección, pero la razón que esgrimen la mayoría de colombianos para renegar del resultado de este domingo es que Petro fue guerrillero del M-19 y que asesino y secuestro personas. Lo que olvidan todos es que hubo un proceso de paz de por medio y que lo que se busca en mecanismos de negociación con grupos guerrilleros, es que ingresen con todos sus derechos a tener una vida normal.

La paz requiere sacrificio; desmovilizar a un grupo insurgente, implica garantizarles que es mucho mejor luchar por sus ideales en el sistema democrático que existe en el país, que hacerlo empuñando las armas. Cuando una persona logra entender esto, merece todo el apoyo de la sociedad para que al menos pueda ingresar al sistema a sobrevivir.

A Gustavo Petro se le entrego una amnistía, que puede ser cuestionable, pero a cambio el M-19 entregó las armas, se integro a la vida civil y participó en la construcción de la constitución política de 1991, de lejos la mejor que ha tenido Colombia. Él, es la prueba viviente de que la paz es posible. Es un ejemplo para los guerrilleros de las FARC y el ELN de que la vía democrática es mucho mejor que la vida armada. No comparto todas las ideas de Petro, pero me alegra en cierta medida que haya mostrado que en Colombia la reconciliación sí es posible.

Aclaro que no voté por Petro para la alcaldía, no por haber sido exguerrillero, sino porque sus propuestas no me convencen; me parecen hechas sólo para ser elegido, irrealizables e ilógicas. Además me parece que se encontró en la alcaldía un premio de consolación y que no se pensó la ciudad enserio y nunca ha tenido un proyecto claro para la misma, pero espero que le vaya bien en la alcaldía, no sólo porque de él depende gran parte de mi vida normal en Bogotá, sino porque quiero que esta ciudad salga adelante. Además, si a Gustavo Petro le va bien en el segundo cargo de elección popular más importante del país, Colombia demostrará que está lista para una paz verdadera, en la cual todos tengan el derecho y la oportunidad de llevar a cabo sus ideas políticas cuando la mayoría, como en este caso, lo aprueba. Si a Petro le va bien, los guerrilleros sin norte que hoy en día están en la selva (y que son muy distintos a los que hicieron parte del M-19), se quedaran sin su más fuerte argumento para continuar allá (que en Colombia no se puede llegar a gobernar a las buenas con ideas de izquierda).

Uso las palabras de mi amigo Santiago Andrade en Facebook que me parece, en parte, resumen perfectamente lo que quiero decir:

“ ¿Cuál es el verdadero motivo de un proceso de paz? La paz, sin lugar a dudas, y para ello es necesario, también, lograr mecanismos por los cuales la insurgencia pueda participar en las prácticas democráticas vigentes. La negociación tiende a lograr mostrarle a los movimientos guerrilleros que la mejor forma de luchar contra los modelos establecidos es a través de la democracia y no por la lucha armada. Siendo así, no entiendo como aquellas personas que dicen defender la paz se sienten ofendidos con que alguien que solía ser guerrillero haya llegado a la Alcaldía de Bogotá, cuando esa es precisamente una muestra de lo que se puede lograr mediante un proceso de paz.”

Cualquiera tiene el derecho de no estar de acuerdo en la elección de Petro como alcalde, pero si van a usar el argumento de que fue exguerrillero, reflexionen un poco sus palabras y piensen si de verdad quieren lograr algún día la verdadera paz en este país (la cual no se logra ‘a bala’ sino en una mesa de negociación). ¡Bienvenido el debate!

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