Debo confesar que
tengo una debilidad por las películas históricas, sobretodo si están basadas en
esos personajes que en los últimos años han luchado por la libertad y la
democracia sin usar la violencia. La historia de Mandela luego de salir de prisión
o la de Mahatma Ghandi serán siempre relatos excelentes para
cualquier persona que tenga esperanza en un futuro mejor.
Las películas
generalmente tratan sobre la lucha entre el bien y el mal, pero cuando el bueno
es personificado por una persona común y corriente que no tiene más armas que
su determinación y valentía, el publico definitivamente se conmueve y se mete
en la trama. Ahora, si el personaje es real y conocido, y si ganó un premio
Nobel de paz en 1991, el interés está asegurado.